viernes, 27 de septiembre de 2013

Rocanegras

Estoy releyendo Rocanegras (Ediciones B, Caracas, 2007) sabrosa novela en la que Fedosy Santaella nos lleva a una Caracas que muchos añoran tal vez porque no la conocieron en toda su sordidez; una ciudad, como indica el autor, en la que "ni el provincianismo, ni sus aires de gran ciudad que no era la eximían de que otra emanación, rastrera y fétida, la recorriera". La leí hace un par de años y, en una de esas limpiezas de la biblioteca, terminó pasando a manos de una amiga bibliófila. Hace unos días la vi en una librería y decidí enmendar mi error. Aquí lo tengo.

La trama es simple y está ambientada alredor de un hecho histórico:
A mediados de 1923, bajo el régimen autoritario de Juan Vicente Gómez, el país amaneció un día con  la noticia de un asesinato: el hermano del Benemérito, Juan Crisóstomo Gómez, Primer Vicepresidente de la República y Gobernador de Caracas, había sido apuñalado en su habitación del Palacio de Miraflores.
En el marco de una ciudad que era apenas un pueblo grande con sueños de metrópolis, Fedosy Santaella recrea el cruento hecho para convertirlo en una aventura de intrigas, que remite a lo mejor de la tradición narrativa folletinesca de principios el siglo XX y rinde homenaje a los grandes clásicos de la posterior novela negra. Nadie más indicado para ser eje y desencadenante de esa trama que el curioso y extravagante Víctor Modesto Franklin, duque de Rocanegras y príncipe de Austrasia, suerte de leyenda urbana de la Caracas de entonces.
Fedosy Santaella
Como nos ha acostumbrado Fedosy, encontramos aquí un lenguaje que se adapta al momento histórico en que se desarrolla la novela, un tanto afectado como la Caracas de la época. Surgen aquí y allá personajes reales y ficticios que se entrelazan para llevarnos a una trama fluida. Muy bien documentado; llega un momento en que no se puede separar lo real de lo imaginado y el lector queda atrapado. Una vez que se comienza a leer, se le devora y quedan las ganas de leer más.

El autor tiene un blog para el protagonista de la novela: "Mis memorias", por el duque de Roca Negras (aquí).

NOTA: No pretende este artículo ser una crítica a Rocanegras. Lejos de eso, forma parte de la documentación sobre el tema para otro que preparo para publicarlo por entregas en esta bitácora.  Al releer esta grata novela, recordé un texto que leí hace años en Gómez y las fuerzas vivas (Editorial Lumego, Caracas, 1971) de Luis Cordero Velásquez:
Al ocurrir en el Palacio de Miraflores, su morada habitual, el asesinato de Juan Crisóstomo (Juancho) Gómez, quien desempeñaba la Primera Vicepresidencia de la República y era además Gobernador del Distrito Federal, y para más señas hermano del Primer Mandatario, los diarios de Caracas y de provincia no se atrevieron a insertar la noticia del homicidio. Ésta circuló a través de corrillos, y por las circunstancias mismas del crimen, surgieron de inmediato innumerables versiones. A los pocos días del suceso, muchos lectores de "Fantoches" comentaban como si lo hubieran realmente leído en el periódico, la caricatura preparada por Leo, alusiva al acontecimiento. La relataban concebida así: en la portada de "Fantoches" aparecía, afirmaban, el trazo rápido de un dibujo que representaba una calle con hileras de casas, intitulado "Esquinas de Caracas" y debajo una leyenda rezaba: "De Gobernador a Muerto."
Tal caricatura, sin embargo, nunca fue publicada en "Fanoches" y quizá ni siquiera imaginada por Leo. Era que el propio ingenio popular creaba las cosas y se las atribuía después al periodista. 
Plaza Bolívar de Caracas en 1904 (esquina de Monjas).  Ese era uno de los centros de chismes, rumores, requiebros y fantasías de los caraqueños hasta bien entrado el siglo XX. Lugar de mentideros de gente seria y no tan seria;
de ocupados, patiquines, manganzones y desocupados.


1 comentario:

  1. Como intituló CAREMIS uno de sus libros "...corazón y pulso de la patria" a la Plaza Bolívar que sigue siendo como es y algo más con esta Quinta República pues en algún momento volvió a ser como el antiguo mercado: sitio de ventorrillos y fritangas y algo más en algún momento ¡pobre del musiú que osara sacar su cámara para fotografiar los predios de esos "patriotas" chavistas y patiquines de la Quinta!

    El Duque de Rocas Negras y Príncipe de Australasia fué todo un personaje como uno que aparece ataviafo y con condecoraciones en antigua postale como la que presentas de Gathmann Hnos de principios del siglo 20 rotulada como "El Emperador del Mundo". Fue un personaje acaso tan pintoresco como Raúl Carrasquel y Valverde, bohemio sí y piropeador de mujeres que en algún momento le costó una demanda de más de una fémina ofendida. Murió pobre en 1937 y ha sido recordado y rememorado siempre.
    Digno de ser rememorado tambien el can acaso cacri "Cenizo" custodio en la Plaza y quien no dejaba de molestar y ahuyentar a elementos indeseables. Alguien quiso inclusive erigirle un monumento al morir y ser entrerrado lejos de su terruño se dice entre los chaguaramos que bordearon la Carretera del Este en la Hacienda Ibarra.

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