domingo, 11 de noviembre de 2012

Navidad en crisis


Mi prima Margarita, la que vive en Mallorca, me sugiere para este blog el tema la celebración de las fiestas navideñas con menos recursos. Como todo el mundo sabe, los españoles no recibirán este año lo que en Venezuela llamamos Aguinaldos o Bonificación Especial de Fin de Año. De hecho, muchos se encontrarán sin empleo y hasta "desahuciados", como me dijo mi tía Beatriz cuando la llamé para saludarla por su cumpleaños. Triste y fea Navidad, si no se asume correctamente.

La prima colocó hace unos días en su perfil  de Facebook el siguiente mensaje, que no es de ella, sino  que ha sido muy popular entre los españoles que circulan por las redes sociales:
Buena idea, sin duda. La festividad de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo no tiene por qué convertirse en un ejercicio de consumismo. Compartir es lo importante. Así tengamos dinero de sobra, el espíritu cristiano nos llama a la solidaridad, no al consumo desmedido. ¿Regalos? Sí, por supuesto, pero a la hora de adquirirlos pensemos en quienes no tendrán con qué celebrar y seamos discretos en el gasto.

Hallacas especiales para regalo
En nuestro chateo de ayer, le recordaba a la prima cómo eran las navidades venezolanas antes de que la falsa riqueza petrolera nos hiciera improductivos, rentistas y consumistas.  Nuestros abuelos se esmeraban en los regalos que iban a hacer en diciembre: hallacas especiales, dulces típicos, ponche crema doméstico, muñecas de trapo para las niñas, trompos, perinolas, yoyos y zarandas artesanales para los varones... Nada de dispendio. Los amigos y allegados se sentían honrados de recibir una cesta con hallacas de las especiales de Misia Mengana, o un buen trozo de torta negra de las Señoritas de Tal, o el dulce de cabello de ángel tan sabroso que preparan para la venta las hermanas De los Palotes; nadie comparaba precios y todos quedaban bien.

También le recordé a la prima que aún estamos pagando política, económica y socialmente las cajas de champaña Dom Perignon y de güisqui Royal Salute que nos tomamos como agua en los años 70. Es buena la idea que sugiere, porque el dinero debe salir de algún lado y una sociedad poco productiva no lo tiene. A menos que lo saque de donde no se debe: los recursos destinados a la vivienda, la alimentación, la educación de los hijos, y la recreación sana en familia. No nos quejemos en enero del alto costo de vida, si en diciembre dilapidamos los churupos.

Claro, tampoco podemos dar marcha atrás al reloj, o tomar el túnel del tiempo, y regresar a épocas más austeras. Lo que sí podemos hacer es racionalizar el gasto. ¿Qué regalar? Tal vez alguna artesanía de buen gusto, o productos gourmet no industriales que a todos agradan (allí hay gran variedad), o quizá algo hecho por nosotros. Estas cosas siempre tienen el valor agregado de ser originales y no producto de la industrialización masiva. Quien reciba este tipo de regalos sentirá que se pensó en sus gustos y que no fue una compra "para salir del paso". ¿Que no les gustan? Pues mejor, ahora sabremos si nos aprecian por lo que valemos o por los reales que gastamos. Para los niños lo mejor serían los juguetes tradicionales o los juegos educativos. Ellos siempre agradecen un regalo.

Creo que con esto la prima se sentirá satisfecha

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