jueves, 23 de agosto de 2012

Silencio, silencio, un profundo silencio...

Venerable Fray José de Carabantes (1628-1694), misionero
con dotes muy excepcionales. Venezuela debe mucho
a este capuchino.
Don Lucas Manzano nos cuenta un hecho insólito sobre los orígenes del nombre del bullicioso y ruidoso barrio caraqueño de El Silencio.

La historia aparece en su libro Caracas de mil y pico (Centro Simón Bolívar, Caracas, 1974) y me llamó la atención porque está vinculada a la labor misionera de Fray José de Carabantes, cuyo cuerpo incorrupto se encuentra sepultado en el convento de las Clarisas de Montforte de Lemos (Lugo, España) desde 1694. Está en curso su causa antes la Santa Sede. La idea que yo tenía del padre Carabantes se asocia con los indios chaimas y cumanagotos, gramáticas y catecismos en lenguas indígenas, la conversión de indios y la fundación de pueblos.

Debo confesar que cuando leí el artículo de Lucas Manzano me entró la duda y me puse a investigar y, en efecto, el Venerable padre José de Carabantes no sólo realizaba su labor entre los sufridos indígenas, sino que también realizaba misiones en poblaciones de castellanos, donde los pecados iban más allá y eran más feos. En los anales venezolanos, la historia de este buen capuchino se pierde cuando regresa a España a defender a su orden de acusaciones sin fundamento. Cuando uno lee el artículo de Manzano y lo empata con  la información aparecida en Internet se forma un panorama completo, con nombres y apellidos.

Plano de Caracas en1884. En rojo la zona de El Silencio y el punto
verde corresponde al Puente de San Pablo, sobre el Caroata, que
comunicaba la zona con el resto de Caracas
Según Lucas Manzano, los hecho suceden poco después de designación de don Pedro de Porres Toledo y Vosmediana, Conde de Dabois, Vizconde de Booyo, Señor de las villas  de Villanueva, La Torre y Temeroso, Caballero de Santiago y Gentilhombre de la Copa del Rey, como Gobernador y Capitán General de la Provincia de Caracas o Venezuela. Don Pedro llegó a Caracas a tomar posesión de su cargo el 26 julio de 1658. De acuerdo a lo establecido por el Patronato Regio, se celebró la ceremonia de rigor en la Iglesia metropolitana y se invitó como predicador a uno de los frailes que más expectativas causaban, Fray José de Carabantes, cuyo verbo lo mismo reducía con dulzura a la indios, que fustigaba con firmeza y severidad a los castellanos.

Vista aérea de El Silencio, luego de la reubanización
realizada por el Arq. Carlos Raúl Villanueva
Foto de www.centenariovillanueva.web.ve
Nos dice el cronista que una vez que el buen fraile subió al púlpito, "su palabra cayó como una tempestad" sobre la naciente ciudad. Decía el capuchino que luego de contemplar asombrado el más atroz espectáculo de inmoralidad que vieran ojos humanos en cierto sitio de Caracas, en breve sufrirían castigos tremendos por el irrespeto que se cometía contra la moral; que en cierto sector cercano al templo de san Pablo, los padres no respetaban sus hijas, ni los hermanos sus hermanas, por cuyas ofensas a Dios, los ganados se morirían de sed, las sementeras serían víctimas de las plagas, y una epidemia inexorable daría cuenta de justos y pecadores.

Acusaba Fray José de Carabantes a la desatinada administración de gobernador anterior, Don Martín de Rojas Villafañe, que permitía tales atrocidades. Entre los presentes se encontraba Don Lorenzo de Meneses y Pacheco, II Marqués de Marianela (o Reclús), quien sintiéndose aludido por haber sido Teniente de Gobernador de Rojas Villafañe luego escribiría al rey acusando al misionero de corrompido, con el propósito de lograr su extrañamiento de los Llanos de Caracas, en los cuales desempeñaba su labor misional.

Ermita de San Pablo en el siglo XIX. A una cuadra al oeste
de esta plaza, el Puente de San Pablo comunicaba a El Silencio
con el resto de caracas.
Aún estaban los 8.000 habitantes de Caracas y autoridades festejando al nuevo gobernador, cuando llega la noticia que en el sector oeste de la Quebrada de Caroata, los habitantes de la ranchería eran víctimas de una epidemia, a consecuencia de la cual los cadáveres permanecían insepultos en casas y calles. El pánico y la ausencia de servicios médicos suficientes para enfrentar el flagelo aumentaron el estrago causado por la enfermedad, llegando al extremo de detenerse todo tipo de actividades en el valle de Caracas. Los cementerios de las diversas iglesias de la ciudad estaban colapsados con los cadáveres apilados. Sólo quedaba a los caraqueños el consuelo de la oración:

Aplaca, Señor, tu ira,
tu justicia y tu rigor;
dulce Jesús de mi vida;
Misericordia, Señor...
Cuando se logró controlar la epidemia, 27 días después, había muerto la cuarta parte de la población de Caracas; es decir, 2.000 habitantes. Para hacernos una idea de la magnitud del desastre, es como si en la Caracas actual murieran en 4 semanas millón y medio de personas.

Felipe IV
Una vez cesada la epidemia, el nuevo gobernador quiso conocer el verdadero estado de la situación y ordenó a los Regidores Ordinarios Don Gonzalo Marín Granizo y Don Pedro Jaspe de Montenegro a levantar el informe correspondiente. Cuando lo consignaron al Ayuntamiento decía textualmente: "... En cuanto a las rancherías situadas al Oeste de la quebrada Caroata, donde comenzó la epidemia, sólo se advierte silencio, silencio; un profundo silencio...". Tal es el origen del nombre de la popular urbanización caraqueña.

Cuando el Rey de España, Felipe IV recibió en su residencia del Buen Retiro la noticia de la desgracia ocurrida en Caracas, ordena por Real Cédula que "...en la armada que está presta a zarpar para las costas de Caracas, se envíen ropas y otras provisiones cuyo costo no ha de exceder de 400 a 500 ducados".

Enfermos de viruela
Quedé intrigado sobre esta epidemia y cuál era la enfermedad. Buscando, encontré en la Academia de la Medicina un documento que me da la respuesta: Viruela. El interesante documento se llama La viruela en Venezuela, y se puede leer por aquí. Según el autor, Dr. Vidal Rodríguez Lemoine, "en la epidemia de 1658 murieron casi todos los esclavos, y afectó las plantaciones de cacao alrededor de la población de Caucagua". No fue esta la primera ni la última de las epidemias de viruela que atacaron a Venezuela,  que tuvo que esperar por la vacuna hasta el final del período colonial.


Ahora la pregunta; ¿Qué sucedió con el padre Carabantes? Como era su deber, con verdadero celo apostólico, atendió física y espiritualmente a las víctimas de la viruela. Sin embargo, hubo de viajar a España y a Roma para defender a los capuchinos de las maliciosas acusaciones de don Lorenzo Meneses y Pacheco. Allí fue recibido con honores y aprecio. Hay un interesante artículo sobre este gallego-venezolano que publicó El Correo Gallego, y nos muestra el valor de este buen fraile. Se disponía a regresar a Venezuela cuando por obediencia debió quedarse a realizar labor misionera en España.

6 comentarios:

  1. Excelente blog..! Gracias por estos datos..
    continuaremos leyendo.

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    1. Gracias, América. El blog pasó de ser un libro de recetas a una revisión de mi biblioteca. Da trabajo, pero es placentero y hay tiempo de sobra. Las críticas son bienvenidas.

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  2. Pues según he leido, la epidemia no fue de viruelas, sino de sarampión, se dió en toda la provincia, no solo en Caracas y se llevó incluso al tal Lorenzo de Meneses, II Marqués de Marianela, casado con la riquisima Catalina Mexía de Ávila, dueña y señora del valle cacaotero de Chuao, viuda ese mismo año previamente de Pedro de Liendo. Ella procedió en menos de cinco meses a casarse otra vez, la tercera! con el hermano del gobernador Porres y Toledo. De El Silencio se ha dicho incluso que el nombre se debe a una calle, la Calle del Silencio, por donde se subía a una de las estaciones de la procesión al Calvario, que así, en silencio se rezaba en esa estación. Saludos

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  3. Jajaja... Esa señora sabía apuntar a la hora de escoger marido. Nunca he creido mucho en lo que dicen los cronistas clásicos (a excepción de Arístides Rojas). Fíjate que entre las perlas que aparecen en este artículo pone a Carlos Iv como rey de España para la época. Gracias por aclarar lo del sarampión, que alguna vez oí citar.

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  4. Si te interesa saber de esta época y personajes, lee mi trabajo publicado en 2006 Chuao antes de la Obra Pía, 1567-1672, donde expongo sus vidas. Si no lo consigues avísame, y te lo mando por PDF sin compromiso. Saludos.

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    1. Gracias. Lo voy a buscar y, si no lo consigo,te aviso. Un abrazo.

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