miércoles, 15 de agosto de 2012

Los consejos del oráculo

Fedro nos deja la siguiente fábula:




LOS CONSEJOS DEL ORÁCULO
- Dime, ¡oh Febo! tú que habitas en Delfos y en el hermoso Parnaso, te lo suplico: ¿qué es más útil para nosotros?
Los sagrados cabellos de la sacerdotisa se erizaron, el trípode se conmovió, gimió la Piedad en el santuario, temblaron los laureles y el propio día palideció.
Y entonces la pitonisa, inspirada por el dios, habló así:
- ¡Escuchad, naciones, los consejos del dios de Delfos! Practicad la piedad; cumplid vuestras promesas a los dioses; defended con las armas a la patria, a vuestros padres, hijos y castas mujeres; rechazad con el hierro al enemigo; ayudad a los amigos; perdonad a los desgraciados y favoreced a los buenos; combatid a los hipócritas; vengad las faltas voluntarias; refrenad a los impíos; castigad a los que mancillan con feo crimen el tálamo nupcial; guardaos de los malos y no deis demasiado crédito a nadie.
Dichas estas palabras, la sacerdotisa se desplomó en delirio. Efectivamente: en delirio, pues lo que dijo, lo dijo en vano. (V. 6)


Si siguiéramos los consejos de la pitonisa nos ahorraríamos muchos inconvenientes y el mundo sería mejor, pero la condición humana es tal, que causa desvanecimientos a las sibilas. No sabemos lo que es mejor para nosotros, ni aprendemos. Lo que necesitamos es practicar las virtudes y aborrecer el error.

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